miércoles, 5 de diciembre de 2012

Día internacional del voluntario


El 5 de diciembre se celebra el día internacional del voluntario, y como era de esperarse he recibido los saludos de varias personas. También he saludado a mis valientes compañeros que me acompañaron en el voluntariado de MAGIS Posadita. En mi bandeja de correos encontré mensajes de todo tipo, pero hubo uno que me llegó al corazón. Hablaba del voluntario como un ser humano que tiene altibajos, pero que a pesar de las tristezas y fragilidades, se levanta y es capaz de ayudar a otros.

5 de diciembre. Día internacional del voluntario y mi tercer mes en Haití

Este mensaje me inspiró a hacer honesto conmigo y con ustedes. No creo que haya voluntarios (personas) que sean SUPERMAN. Todos en algún momento sufrimos, tenemos miedo. Por ello, hoy compartiré con ustedes algunos temores que he padecido en Haití. Cómo he mencionado en anteriores entradas, la vida acá no es fácil. Menos aún si estaba acostumbrado a no hacer nada y tenerlo todo sin el mayor esfuerzo, salvo el de sacar la tarjeta de crédito o el efectivo para pagar.

1.       Primer tap tap que tomé solo. Desde que he llegado acá a todo le he dicho sí. Sí a las fiestas, sí a los paseos, sí a las aventuras. Llevaba dos semanas acá y se celebraban las fiestas patrias chilenas (18 de septiembre) y mi compañera de trabajo no se animaba a ir. Entonces, si quería ir de fiesta, tenía que ir solo. Ella me acompañó hasta Kafú aeroport y de allí me fui solo hasta Log Base. Desde que me subí al tap tap hasta que me bajé no paré en mandarle mensajes a Javiera. En mi mente pasaba que me iban a secuestrar (cosa que es posible acá), que todo el mundo me veía, lo cual es cierto porque era el único blank. Solo atiné a rezar una oración que ahora no recuerdo, pero que mi mamá siempre la recita de paporreta cuando está nerviosa. Finalmente llegé a mi destino, me encontré con Javi y celebré mi primera incursión en tap tap bailando una cueca. Si no me equivoco, la cueca se llamaba la consentida.

2.       Bullyng en el bus. Antes de mi primer mes en Haití Cherie tuve mi segundo incidente tenebroso. Me subí al bus para devolverme del trabajo a mi casa y tres haitianos me hicieron bullying. Al parecer, empujé a uno de ellos cuando subí y éste me miro con cara de pocos amigos. Ambos estábamos parados cuál cobradores de coaster, en las escaleras. Cuando de pronto me toma del brazo y me dice ou (blank) hasta las huevas, mwen (negro) bueno. Él y sus otros dos compañeros me comenzaron hablar en Kreyol, yo entendía poquísimo y eso daba más miedo. Me hueveaban, me decían que les pagara el pasaje, que les diera dinero. Todo esto lo supe porque uno de ellos me hablaba en inglés y así pude entender. Sin embargo, el que estaba a mi costado, y creo que empujé, siempre me miraba mal. Yo alucinaba que en cualquier momento me lanzaba del bus, peor aun cuando me preguntó por un precursor de la independencia de Haití y a mí se me ocurrió decir el nombre de un jugador de fútbol francés. Por suerte, yo intentaba hablar en kreyol y una señora lo valoró y me ayudó para que me dejaran de molestar. Sin embargo, fue la media hora más tenaz que he tenido hasta el momento. Recién allí me di cuenta de que haga lo que haga siempre seré un blank y siempre debo tener cuidado porque soy vulnerable.

3.       Tap taps para ir a la casa de los otros voluntarios de América Solidaria. Antes de cumplir los tres meses he aprendido a moverme con tranquilidad por Puerto Príncipe y he logrado viajar a Aken solo. Sin embargo, la primera vez que hice esas cosas me cagué de miedo. En ambos casos me armé de valor para poder celebrar los cumpleaños de otros voluntarios y no quedarme encerrado en casa. Volví a rezar la oración que mi madre recita cuando está nerviosa. Por ejemplo, cuando me iba para Aken pensé más de una vez que me pasaría del camino porque la van en la que me iba se desvió del camino que conocía, paró para que la gente almuerce y para que la gente usara los “baños”. Es más, una haitiana me dijo avísale (hazle recordar) al chofer que me bajaría en Aken. Eso me daba la sensación de que en cualquier momento me pasaría de pueblo. Por suerte, no fue así y llegué a mi destino con el regalo de la cumpleañera intacto.

Hay más historias que podría contar, pero retomaré la idea inicial para cerrar esta entrada. Yo me hice voluntario en Haití para aprender a vivir fuera de la burbuja de comodidades que tenía en Lima y que podría tener en cualquier lugar de América Latina, esa fue mi apuesta y no me he equivocado. Sin embargo, no todo es color de rosa. Vivir en Haiti cherie es complicado, hay momentos en que lo paso fatal, emocionalmente hablando, y que necesito de mis compañeros de casa, de mis amigos de Lima, mi familia o de esas personas especiales que están en España, Argentina o Canadá. Eso me devela que no soy SUPERMAN, ni SPIDERMAN (joder y yo que pensaba que mi kriptonita era el aire acondicionado). Solo soy un simple mortal bonachón, que tiene muchas ganas de ayudar, pero que hasta ahora he recibido más de Haití que lo que yo le he dado a este maravilloso país.
Espero poder contar mis aventuras y desventuras en este lugar maravilloso, pero por ahora solo me queda decir Au revoir.

4 comentarios:

  1. Recoge de lo negativo una experiencia positiva, para que a la siguiente vez que pueda repetirse sepas manejar mejor la situación. Y esa oración creo que es: Justo Juez esclarecido, Protector Universal, líbrame de todo mal

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  2. Es esa la oración!!! jejeje. Sí, yo siempre he visto el vaso medio lleno, siempre optimista. Sin embargo, como menciono acá, hay momentos en los que tienes bajones emocionales.... pero creo q son normales

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  3. Carlitoris, me hiciste acordar de mis experiencias extreme! creo que también he vivido parte de lo amargo del sistema Haitiano y he sentido mucho miedo, ya sabes como manejan los chóferes aquí....... Pero ya sabes, estoy igual de contenta que tu por estar trabajando en lo que mas me gusta y poder ayudar aunque sea un poco y eso hace que estas malas experiencias pasen a ser solo detalles....

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  4. Carlitos, para mí sí eres un súper héroe. En la vida real los súper héroes no son los Avengers hollywoodenses, son aquellos que renuncian a muchas cosas y dan todo de sí para hacer un mundo mejor. Con miedo o sin él, sigues ahí ayudando a otros. ¡Enhorabuena! Eres valioso, valiente y además muy buena onda... Cariños, JGuzmán

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