El 5 de diciembre
se celebra el día internacional del voluntario, y como era de esperarse he recibido
los saludos de varias personas. También he saludado a mis valientes compañeros
que me acompañaron en el voluntariado de MAGIS Posadita. En mi bandeja de
correos encontré mensajes de todo tipo, pero hubo uno que me llegó al corazón.
Hablaba del voluntario como un ser humano que tiene altibajos, pero que a pesar
de las tristezas y fragilidades, se levanta y es capaz de ayudar a otros.
5 de diciembre. Día internacional del voluntario y mi tercer mes en Haití |
Este mensaje me
inspiró a hacer honesto conmigo y con ustedes. No creo que haya voluntarios
(personas) que sean SUPERMAN. Todos en algún momento sufrimos, tenemos miedo. Por
ello, hoy compartiré con ustedes algunos temores que he padecido en Haití. Cómo
he mencionado en anteriores entradas, la vida acá no es fácil. Menos aún si
estaba acostumbrado a no hacer nada y tenerlo todo sin el mayor esfuerzo, salvo
el de sacar la tarjeta de crédito o el efectivo para pagar.
1.
Primer tap tap que tomé solo. Desde que he llegado acá a todo le he
dicho sí. Sí a las fiestas, sí a los paseos, sí a las aventuras. Llevaba dos
semanas acá y se celebraban las fiestas patrias chilenas (18 de septiembre) y
mi compañera de trabajo no se animaba a ir. Entonces, si quería ir de fiesta,
tenía que ir solo. Ella me acompañó hasta Kafú aeroport y de allí me fui solo
hasta Log Base. Desde que me subí al tap tap hasta que me bajé no paré en
mandarle mensajes a Javiera. En mi mente pasaba que me iban a secuestrar (cosa
que es posible acá), que todo el mundo me veía, lo cual es cierto porque era el
único blank. Solo atiné a rezar una oración que ahora no recuerdo, pero que mi
mamá siempre la recita de paporreta cuando está nerviosa. Finalmente llegé a mi
destino, me encontré con Javi y celebré mi primera incursión en tap tap
bailando una cueca. Si no me equivoco, la cueca se llamaba la consentida.
2.
Bullyng en el bus. Antes de mi primer mes en Haití Cherie tuve mi
segundo incidente tenebroso. Me subí al bus para devolverme del trabajo a mi
casa y tres haitianos me hicieron bullying. Al parecer, empujé a uno de ellos
cuando subí y éste me miro con cara de pocos amigos. Ambos estábamos parados
cuál cobradores de coaster, en las escaleras. Cuando de pronto me toma del
brazo y me dice ou (blank) hasta las huevas, mwen (negro) bueno. Él y sus otros
dos compañeros me comenzaron hablar en Kreyol, yo entendía poquísimo y eso daba
más miedo. Me hueveaban, me decían que les pagara el pasaje, que les diera
dinero. Todo esto lo supe porque uno de ellos me hablaba en inglés y así pude
entender. Sin embargo, el que estaba a mi costado, y creo que empujé, siempre
me miraba mal. Yo alucinaba que en cualquier momento me lanzaba del bus, peor aun
cuando me preguntó por un precursor de la independencia de Haití y a mí se me
ocurrió decir el nombre de un jugador de fútbol francés. Por suerte, yo
intentaba hablar en kreyol y una señora lo valoró y me ayudó para que me
dejaran de molestar. Sin embargo, fue la media hora más tenaz que he tenido
hasta el momento. Recién allí me di cuenta de que haga lo que haga siempre seré
un blank y siempre debo tener cuidado porque soy vulnerable.
3.
Tap taps para ir a la casa de los otros
voluntarios de América Solidaria. Antes de cumplir los tres meses he aprendido a moverme con tranquilidad por
Puerto Príncipe y he logrado viajar a Aken solo. Sin embargo, la primera vez
que hice esas cosas me cagué de miedo. En ambos casos me armé de valor para
poder celebrar los cumpleaños de otros voluntarios y no quedarme encerrado en
casa. Volví a rezar la oración que mi madre recita cuando está nerviosa. Por
ejemplo, cuando me iba para Aken pensé más de una vez que me pasaría del camino
porque la van en la que me iba se desvió del camino que conocía, paró para que
la gente almuerce y para que la gente usara los “baños”. Es más, una haitiana
me dijo avísale (hazle recordar) al chofer que me bajaría en Aken. Eso me daba
la sensación de que en cualquier momento me pasaría de pueblo. Por suerte, no
fue así y llegué a mi destino con el regalo de la cumpleañera intacto.
Hay más historias
que podría contar, pero retomaré la idea inicial para cerrar esta entrada. Yo
me hice voluntario en Haití para aprender a vivir fuera de la burbuja de
comodidades que tenía en Lima y que podría tener en cualquier lugar de América
Latina, esa fue mi apuesta y no me he equivocado. Sin embargo, no todo es color
de rosa. Vivir en Haiti cherie es complicado, hay momentos en que lo paso fatal,
emocionalmente hablando, y que necesito de mis compañeros de casa, de mis
amigos de Lima, mi familia o de esas personas especiales que están en España,
Argentina o Canadá. Eso me devela que no soy SUPERMAN, ni SPIDERMAN (joder y yo
que pensaba que mi kriptonita era el aire acondicionado). Solo soy un simple
mortal bonachón, que tiene muchas ganas de ayudar, pero que hasta ahora he
recibido más de Haití que lo que yo le he dado a este maravilloso país.
Espero poder
contar mis aventuras y desventuras en este lugar maravilloso, pero por ahora
solo me queda decir Au revoir.
Recoge de lo negativo una experiencia positiva, para que a la siguiente vez que pueda repetirse sepas manejar mejor la situación. Y esa oración creo que es: Justo Juez esclarecido, Protector Universal, líbrame de todo mal
ResponderEliminarEs esa la oración!!! jejeje. Sí, yo siempre he visto el vaso medio lleno, siempre optimista. Sin embargo, como menciono acá, hay momentos en los que tienes bajones emocionales.... pero creo q son normales
ResponderEliminarCarlitoris, me hiciste acordar de mis experiencias extreme! creo que también he vivido parte de lo amargo del sistema Haitiano y he sentido mucho miedo, ya sabes como manejan los chóferes aquí....... Pero ya sabes, estoy igual de contenta que tu por estar trabajando en lo que mas me gusta y poder ayudar aunque sea un poco y eso hace que estas malas experiencias pasen a ser solo detalles....
ResponderEliminarCarlitos, para mí sí eres un súper héroe. En la vida real los súper héroes no son los Avengers hollywoodenses, son aquellos que renuncian a muchas cosas y dan todo de sí para hacer un mundo mejor. Con miedo o sin él, sigues ahí ayudando a otros. ¡Enhorabuena! Eres valioso, valiente y además muy buena onda... Cariños, JGuzmán
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