jueves, 13 de diciembre de 2012

Mi primera perrita


Cuando llegué a Puerto Príncipe, el 5 de septiembre de 2012, no pensaba que me convertiría en papá. Sí, padre de una hermosa perrita llamada Alé. Llevaba una semana en Haití y mi roomie chilena, Javiera, me hizo bajar a la primera planta, dónde vive la madame que arrienda nuestra casa.

La escena que vi en ese ambiente fue terrorífica. Miles de animales enjaulados, pavos, gallinas, gallos, etc. Sin embargo, la que estaba peor era una perra llamada Puzy. Ella estaba encadenada, y amarrada a un palo. Lo único que comía era pan frío y agua. Hace una semana nos enteramos que murió, algo que esperábamos por el trato que recibía.

Javiera me contó que la madame había recogido una nueva perra, Sue, la vi y me dio mucha pena y le dije al tiro: “llevémosla a la casa para darle algo de comer”.  Sue se convertiría en Alé. Es su nombre latino-haitiano. La historia de porqué le pusimos así tiene dos versiones. Una es porque Alé es la primera palabra que aprendí en Kreyol, significa ¡vamos! La otra versión dice que ese nombre se lo debe al antiguo Director Ejecutivo de América Solidaria Haití (Ale)sandro Lodi.

Al principio teníamos que secuestrar a Ale, entrar silbando para que nos reconozca, y perseguirla hasta atraparla porque no venía así nomás a nuestra casa. La primera vez que la alimentamos estaban en casa la mamá y la tía de Javiera (Juana y Cecilia respectivamente). Entre los cuatro intentamos darle de comer un poco de leche. Nos costó un mundo hacer que tome algo de leche. Solo el cariño y experiencia de Juana pudo con los miedos de Alé, creo que ella no comprendía porque estos humanos le hacían cariño y le daban de comer.

Juana logró que Alé comiera por primera vez

Pasaron los días, Juana y Cecilia se regresaron a Chile, no sin antes comprarle comida y un collar para Alé. Esos fueron los primeros regalos de nuestra linda perrita. Fue muy complicado darle de comer en un principio. No podía morder, nunca en su vida lo había hecho. Tuvieron que pasar 2 meses antes de que probara sus primeros bocados sólidos. Al principio le dimos atún, y los enlatados que dejaron Juana y Cecilia.

Alé no podía/ sabía morder
Esta experiencia de ser padre es desgastadora. Yo siempre he querido tener hijos, y aún lo quiero, pero pensaba dejarle la carga del cuidado de los niños a una nana, y de pronto el tema de la disciplina a mi futura esposa para solo encargarme de jugar jejejeje. Joder, recuerden que nunca había hecho nada en la vida y que soy un perezoso. Luego de tener a Ale, he visto que el tema del cuidado y disciplina es demasiado grande. Es un aprendizaje que es mejor hacerlo de a dos, definitivamente, esta experiencia me ha marcado y sé que me ayudará en el futuro.

Con Alé aprendí lo complicado que pueden ser matar garrapatas, hacer sopa, lo duro que es ver a tu mascota (hija) enferma. El día que la bañamos por primera vez pensamos que se nos moría. Terminó tumbada en el piso moviendo las dos patas derechas. Ese tic ya lo habíamos notado, pero no le prestamos importancia. Luego de ver esa escena pensé lo peor, ya había pensado dónde enterrarla, vestirme de luto y llorar a mares.

Fucking garrapatas púdranse en el fuego del infierno jejeje

Por suerte, no le pasó nada, sigue vivita y coleando J Sin embargo, los movimientos de las patas derechas nunca desaparecieron. Por el contrario, se intensificaron. Eso nos llevó a hacer una búsqueda de veterinarios en Puerto Príncipe. Conseguimos dos teléfonos, pero aún no hemos llevado a Alé al veterinario porque no tenemos el dinero suficiente para pagar una consulta, análisis y vacunas. Hemos solicitado un dinero extraordinario por mascota, pero nos lo negaron. Lo cual me parece muy injusto porque en otra casa sí recibe un fondo para ello.

La amiga de la mamá de Javiera, Carolina, se apiadó de Alé desde Chile. Vio unas fotos que colgué de la perrita por Facebook y ofreció contactarnos con un veterinario en Chile, nos pidió que le colguemos un video, eso hicimos, y diagnosticaron distemper…. El mundo se nos cayó!!! Yo pensé en lo peor, de nuevo alistaba mi traje de luto y me preparaba para ponerle una inyección letal a mi pobre Alé. Dale, puede que dramatice, pero siempre escuche que esa enfermedad es mortal.

Carolina, el ángel de la guarda de Alé, nos aconsejó darle de tomar sopa, hacerle mucho cariño y que no nos preocupemos porque la perra se ve feliz. Lo cual es cierto, todas las mañanas le doy el desayuno y basta que abra la puerta y me mueve la cola. No deja que le llene su plato de comida por lo alborotada que se pone. Lo mismo pasa en las tarde cuando llegamos a casa, ella sale a nuestro encuentro y le mueve la cola a los 5 habitantes de Delmas 56.

Nuestro último logro, de hace un par de semanas, es que Alé se quede a dormir en nuestra terraza. Le pusimos una toalla y ahora duerme feliz y moviendo la patita. Mi hermano, Pablo, se burla de todo. Vio este video de Alé: http://www.youtube.com/watch?v=h9eSpfO5wUc&feature=share y lo relacionó con una canción de los Pericos: (http://www.youtube.com/watch?v=c_dPQ5Jb4GA&feature=youtu.be) jejeje. pablo, eres un cabrón, pero muy graciosa tu acotación.

No sé qué vaya a pasar con Alé, espero que viva mucho tiempo y que pueda verla mejor. A mí me hace ilusión sacarla a pasear, nunca he paseado a un perro. Quisiera verla feliz y que no tenga miedo de salir a la calle con su correa de paseo que le trajo Javiera de Chile. Espero que ella no relacione la correa a su pasado donde fue torturada. Quiero salir con mi perrita por las “silenciosas” calles de Puerto Príncipe.

Sé que aún me quedan 9 meses en Haití, pero despedirme de Alé será todo un tema, que seguro ya se los contaré.

 Buen finde!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Día internacional del voluntario


El 5 de diciembre se celebra el día internacional del voluntario, y como era de esperarse he recibido los saludos de varias personas. También he saludado a mis valientes compañeros que me acompañaron en el voluntariado de MAGIS Posadita. En mi bandeja de correos encontré mensajes de todo tipo, pero hubo uno que me llegó al corazón. Hablaba del voluntario como un ser humano que tiene altibajos, pero que a pesar de las tristezas y fragilidades, se levanta y es capaz de ayudar a otros.

5 de diciembre. Día internacional del voluntario y mi tercer mes en Haití

Este mensaje me inspiró a hacer honesto conmigo y con ustedes. No creo que haya voluntarios (personas) que sean SUPERMAN. Todos en algún momento sufrimos, tenemos miedo. Por ello, hoy compartiré con ustedes algunos temores que he padecido en Haití. Cómo he mencionado en anteriores entradas, la vida acá no es fácil. Menos aún si estaba acostumbrado a no hacer nada y tenerlo todo sin el mayor esfuerzo, salvo el de sacar la tarjeta de crédito o el efectivo para pagar.

1.       Primer tap tap que tomé solo. Desde que he llegado acá a todo le he dicho sí. Sí a las fiestas, sí a los paseos, sí a las aventuras. Llevaba dos semanas acá y se celebraban las fiestas patrias chilenas (18 de septiembre) y mi compañera de trabajo no se animaba a ir. Entonces, si quería ir de fiesta, tenía que ir solo. Ella me acompañó hasta Kafú aeroport y de allí me fui solo hasta Log Base. Desde que me subí al tap tap hasta que me bajé no paré en mandarle mensajes a Javiera. En mi mente pasaba que me iban a secuestrar (cosa que es posible acá), que todo el mundo me veía, lo cual es cierto porque era el único blank. Solo atiné a rezar una oración que ahora no recuerdo, pero que mi mamá siempre la recita de paporreta cuando está nerviosa. Finalmente llegé a mi destino, me encontré con Javi y celebré mi primera incursión en tap tap bailando una cueca. Si no me equivoco, la cueca se llamaba la consentida.

2.       Bullyng en el bus. Antes de mi primer mes en Haití Cherie tuve mi segundo incidente tenebroso. Me subí al bus para devolverme del trabajo a mi casa y tres haitianos me hicieron bullying. Al parecer, empujé a uno de ellos cuando subí y éste me miro con cara de pocos amigos. Ambos estábamos parados cuál cobradores de coaster, en las escaleras. Cuando de pronto me toma del brazo y me dice ou (blank) hasta las huevas, mwen (negro) bueno. Él y sus otros dos compañeros me comenzaron hablar en Kreyol, yo entendía poquísimo y eso daba más miedo. Me hueveaban, me decían que les pagara el pasaje, que les diera dinero. Todo esto lo supe porque uno de ellos me hablaba en inglés y así pude entender. Sin embargo, el que estaba a mi costado, y creo que empujé, siempre me miraba mal. Yo alucinaba que en cualquier momento me lanzaba del bus, peor aun cuando me preguntó por un precursor de la independencia de Haití y a mí se me ocurrió decir el nombre de un jugador de fútbol francés. Por suerte, yo intentaba hablar en kreyol y una señora lo valoró y me ayudó para que me dejaran de molestar. Sin embargo, fue la media hora más tenaz que he tenido hasta el momento. Recién allí me di cuenta de que haga lo que haga siempre seré un blank y siempre debo tener cuidado porque soy vulnerable.

3.       Tap taps para ir a la casa de los otros voluntarios de América Solidaria. Antes de cumplir los tres meses he aprendido a moverme con tranquilidad por Puerto Príncipe y he logrado viajar a Aken solo. Sin embargo, la primera vez que hice esas cosas me cagué de miedo. En ambos casos me armé de valor para poder celebrar los cumpleaños de otros voluntarios y no quedarme encerrado en casa. Volví a rezar la oración que mi madre recita cuando está nerviosa. Por ejemplo, cuando me iba para Aken pensé más de una vez que me pasaría del camino porque la van en la que me iba se desvió del camino que conocía, paró para que la gente almuerce y para que la gente usara los “baños”. Es más, una haitiana me dijo avísale (hazle recordar) al chofer que me bajaría en Aken. Eso me daba la sensación de que en cualquier momento me pasaría de pueblo. Por suerte, no fue así y llegué a mi destino con el regalo de la cumpleañera intacto.

Hay más historias que podría contar, pero retomaré la idea inicial para cerrar esta entrada. Yo me hice voluntario en Haití para aprender a vivir fuera de la burbuja de comodidades que tenía en Lima y que podría tener en cualquier lugar de América Latina, esa fue mi apuesta y no me he equivocado. Sin embargo, no todo es color de rosa. Vivir en Haiti cherie es complicado, hay momentos en que lo paso fatal, emocionalmente hablando, y que necesito de mis compañeros de casa, de mis amigos de Lima, mi familia o de esas personas especiales que están en España, Argentina o Canadá. Eso me devela que no soy SUPERMAN, ni SPIDERMAN (joder y yo que pensaba que mi kriptonita era el aire acondicionado). Solo soy un simple mortal bonachón, que tiene muchas ganas de ayudar, pero que hasta ahora he recibido más de Haití que lo que yo le he dado a este maravilloso país.
Espero poder contar mis aventuras y desventuras en este lugar maravilloso, pero por ahora solo me queda decir Au revoir.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Haití cherie


Estoy a punto de cumplir tres meses en esta isla maravillosa, llamada Kiskeya (nombre nativo para la isla La Española). Día a día he aprendido a querer y odiar a Haití, tal y como me pasa con Lima, mi ciudad natal, a la cual extraño a mi manera. Con ello, he aceptado mi condición de residente en Puerto Príncipe. No hay manera de que me escape al tráfico infernal, a los olores intensos, de que me molestan por ser blank o porque no hablo kreyol, de estar encerrado en casa de lunes a viernes cuando anochece. Haga lo que haga estoy viviendo en mi Haití cherie (Haití querido).

Imagen de una plícula titulada Haití Chérie

Uno siempre tiene aventuras en Haití, ya sea de las positivas o de las negativas. Lo importante es vivirlas y llegar a un nuevo aprendizaje. Hay que dejarse llevar por las olas y si sientes que te ahogas, seguro aparecerá alguien que te apoye. Así pasa en Haití, y sino recuerden lo que me ocurrió en Aken hace unas semanas (http://cjaureguip.blogspot.com/2012/11/el-finde-mas-bizarro-que-he-tenido-en.html)

El solo hecho de salir a la calle es una aventura porque el tráfico es horrible, se te meten las motos, tap taps, camionetas y no sabes en qué momento vas a chocar o ser atropellado. Sin embargo, cuando viajas en el transporte público encuentras gente que te sonríe, que se arrima para que otro pueda sentarse. Claro, no todo es color de rosa, también hay otros que te molestan porque eres blank y cuestionan el por qué estás acá, por qué no hablas el idioma del país o por qué no conoces su cultura. Confieso que en mi infinita ignorancia cuando me preguntaron por Dessalines, un precursor de la independencia haitiana, yo pensé que hablaban de un jugador francés de fútbol. Hombre, si los haitianos son tan fanáticos al fútbol, cualquiera se equivoca… o ¿no?

Jean Jacques Dessalines

Marcel Desailly

Las estudiantes del colegio República de Chile me hicieron buylling porque les dije que Mwen pale Kreyol pity pity (Yo hablo poquito creole). Me decían y por qué no vienes a las clases, nosotras te enseñamos. Yo fui a ese colegio acompañando a Fredy, un compañero chileno que trabaja en la reconstrucción de ese colegio. Mi misión era grabar y entrevistar a algunas niñas para hacer un video en el que se mostrase el día a día de la escuela. Al final, se creó tanta confianza entre las niñas y yo que comenzamos a molestarnos mutuamente. Ellas cantaban una canción de Wanito, blokis (http://www.youtube.com/watch?v=pu3kG8BdQsA) y yo me ponía a bailar. Yo cantaba una salsa y ellas bailaban.

Mis últimas aventuras fueron irme solo hacia Aken y La Plaine en estos dos últimos fines de semana. En esos lugares hay casas de voluntarios de América Solidaria. Obviamente, me iba a fiestas. Hasta ahora llevo un record, todos los fines de semana he ido de fiesta y bailado anpil anpil. No me importó irme solo hacia otro pueblo, tomar 5 tap taps por lugares donde nunca había pasado. No quería quedarme enjaulado en casa. El viernes pasado ante de ir a La Plaine, Gerardo (mi nuevo compañero de casa) me dijo que parecía un león enjaulado. Le dije, mira a tu alrededor. Estábamos encerrados, dentro de la casa un viernes por la noche.

El candado de la casa... Lion security
@Foto: Gerardo Gazmuri
En este periodo de tiempo he tenido muchos encuentros y desencuentros conmigo mismo, he podido conocer gente de primera que me ha dado la mano en momentos que lo necesitaba, he descubierto lo valioso que son las redes sociales en un lugar donde no conocía a nadie y no ser tan egoísta porque a la larga uno es un ser social y necesita interactuar con otros. Haití me ha dado esas enseñanzas de vida en este corto tiempo. Esa es una razón por la cual he comenzado a querer tanto a Haití (m te kòmanse renmen Ayiti anpil anpil)

martes, 20 de noviembre de 2012

El mega reality de América Solidaria Haití


Si han seguido mi blog sabrán que postulé a inicios de este año a América Solidaria, una fundación chilena que te envía a trabajar a un país distinto al tuyo. Fui seleccionado para trabajar en Haití y tuve un período de formación como voluntario en Chile. Allí hablaban de que aprendería un idioma nuevo, que tendría problemas con la convivencia. La verdad nunca le presté atención a ese tema hasta que sentí en carne y hueso lo complicado que era eso. Hay muchas cosas en las que uno tiene que pensar antes de decir algo porque puede herir sensibilidades sin querer queriendo. Hay que abrir los ojos y la mente para conocer a las personas que tienen hábitos y costumbres distintas a uno.

Ya llevo dos meses y medio en la isla, y la sensación que tengo es que vivo un reality. (La introducción de the big brother. Tendré que buscar una canción para este reality) Siempre pienso que hay cámaras en cada una de las habitaciones de la casa. Quizá esta sensación se potencia porque se puede escuchar algunas conversas de nuestros vecinos, los directivos de América Solidaria Haití, y por ende ellos también escuchan nuestras conversas. Mi casa, además, tiene otra peculiaridad, es habitada por personas de cuatro nacionalidades: dos chilenos (Javiera y Gerardo -finalmente llegó  el último integrante de la casa Delmas), una ecuatoriana (Romina), una boliviana (Claudia) y un peruano (quién escribe). Esta característica hace que las dinámicas de la casa sean distintas cada día porque cada uno viene con un background diferente.

En Haití hay cinco casas de América Solidaria. Una casa de directivos, tres casas de voluntari@s en Puerto Príncipe y una casa de voluntari@s en Aquin. A mi parecer cada una de las casas vive su propio reality, con dinámicas propias. Sin embargo, hay momentos en que el reality de las cinco casas se vuelve un mega reality, el de América Solidaria Haití. Por ejemplo, cuando se organizan fiestas o cuando las chiquillas de Aquin vinieron a la casa Delmas 56 para tener sus clases de Kreyol con el MAESTRO Reginal.

Haré una breve descripción de cada una de las casas para que conozcan a grandes rasgos a todos los personajes, no ahondaré en detalles porque no he pedido permiso para mencionarlos en esta entrada. La casa de los directivos está subdividida en dos. Una casa en Delmas 56 y otra casa en Delmas 83. En la primera viven 6 personas: 3 chilenos, 1 haitiana, 1 boliviana y 1 española. En esta casa se realizan parrilladas (asados), las reuniones con todos los voluntarios y se organizan campeonatos de Play Station. Mientras que en la segunda casa vive una pareja de esposos chilenos, ella trabaja en la casa Delmas 56 y él trabaja en Fé y Alegría.

La casa de los voluntarios de Delmas 56, la casa de los escorpiones y de Gerardo (que es Acuario), no ha organizado muchas reuniones, solo dos tonos (fiestas) que tienen muchas historias, algunas dignas de una entrada propia. Además, en los meses en los que estoy, esta casa ha servido para alojar a muchas personas cuando no hay espacio en la casa de los directivos. Nuestros invitados aportan mucha alegría y nuevas historias  a la casa. Esta casa está bien localizada, tenemos cerca 1 supermercado y un restaurante como San Antonio (http://www.pasteleriasanantonio.com/) llamado Epidor. Si bien es cierto, Delmas es una avenida caótica, nuestra casa está en un lugar súper ficho (cuico para los amigos chilenos).

La casa de Techo ubicada en Delmas 75 está habitada por tres voluntarios de América Solidaria. Una peruana, un chileno y una boliviana. Además, allí viven dos haitianos, un uruguayo y una pareja que no recuerdo de que nacionalidad son. Esta casa es la más nueva, tiene menos de un mes y las relaciones de esta casa están entre la otra casa de Techo, ubicada en Delmas 83, las oficinas de Techo, y mi casa. Muchas veces han venido a visitarnos para almorzar o pasar el tiempo juntos acompañados de varias prestige (cerveza haitiana). Por cierto, voten por mí en el concurso de Facebook de Prestige beer (https://www.facebook.com/PrestigeBeer/app_451684954848385)

Háganse fan de Prestige beer y luego dénle a vote para que me den más puntos

La casa de la Plaine, es la segunda casa de voluntarios en Puerto Príncipe. Allí viven siete chilenos, cinco de ellos trabajan en la Klinik (una clínica haitiana) y los otros dos trabajan en un colegio. Esta casa está como a una hora y media de la mía en tap tap. Por lo general, es aquí que se organizan las fiestas, aunque en noviembre, mi casa, le robó el protagonismo porque celebramos nuestros cumpleaños. La zona en la que viven es más campestre y menos caótica que las casas de Delmas. Además, están mucho más en contacto con sus vecinos y alejados de los directivos. Eso, a mi parecer, les da muchas más libertades.

La casa en Aquin es habitada por 3 chilenas, las protagonistas de una entrada anterior (http://cjaureguip.blogspot.com/2012/11/el-finde-mas-bizarro-que-he-tenido-en.html). Ellas están a cuatro horas de Puerto Príncipe en tap tap o a tres horas en camioneta. Esta casa está cerca de la playa y lejos del bullicio capitalino. A mí me encanta esta casa, no solo porque Mwen renmen Aken (Yo amo Aquin), también porque las anfitrionas son muy amorosas. Además, tienen unas camas espectaculares que me hacen sentir que me levanto en Lima.  Ellas al estar alejadas de las otras casas se enteran de lo que pasa en los otros realities cuando reciben visitas o chatean por Facebook. Ellas tienen sus propias dinámicas con las cooperantes, sus amigos cristianos, los cubanos (quienes trabajan en un hospital cubano-venezolano), la vendedora de pan caliente (alias pen cho)  y los haitianos que habitan en sus puertas.

Como mencioné antes, existen dinámicas propias de cada casa, pero el mega reality de América Solidaria se da cuando hay interacción entre las casas. Así que si les gustó la explicación de este reality y quieren enterarse de algunas historias que pasan por aquí, comenten este blog, manden sugerencias de temas que pueda escribir. Ayuden a este humilde servidor a inspirarse y no dejar que las historias mueran por falta de retroalimentación. Es muy importante su feedback para mí.


Los quiero

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Una pequeña gran frustración: mwen pa pale kreyol (yo no hablo creole)


Luego de dos meses y una semana en la isla ya siento la necesidad de hablar creole. No solo porque es importante para mi trabajo y para la vida cotidiana, también para poder comunicarme con las diferentes personas con las que me cruzo en la calle. Por ejemplo, hoy estuve en un colegio y las niñas de la ecole Republique de Chili me molestaban, me decían porque no me quedaba en la escuela para aprender creole. También se burlaban de mí porque hablaba piti piti (poco poco) creole. Yo no podía responderles y tampoco las entendía, tuve que esperar a que Fredy, un compañero de América Solidaria, me tradujera lo que me decían.

Yo con unas haitianas de un campamento

Hasta ahora le había sacado la vuelta al idioma, me comunicaba en inglés o español con los haitianos de mi trabajo, pero desde la semana pasada le prohibieron al personal de GARR que me hablen en otro idioma que no sea creole. Ha sido duro, pero he podido dejarme entender, al menos eso creo. El día de mi cumpleaños logré que una haitiana me ayudara a embarcarme en el tap tap que me llevaría a mi casa porque no tenía idea de dónde cogerlo y nadie me podía dejar en mi hogar. Otro pequeño gran triunfo fue, hace un par de semanas, cuando fui a una maché (mercado) en Aken y compré cosas e incluso pude hacer que me rebajaran el precio de unas verduras.

Por momentos es frustrante no poder hablar el creole de manera fluida. Recuerdo mi primer día en GARR, fue un día súper monse (aburrido) porque no hablé nada, solo revisé archivos de la PC. Miraba a mis compañer@s de trabajo y sonreía, pero no interactuaba con ellos. Sin embargo, desde el segundo día descubrí que con algunos podía hablar en inglés y con otros en español. Fui feliz y podía hablar, comunicarme. Ojo, es muy importante para mí poder relacionarme con las personas, soy comunicador, no puedo estar sin hablar sentado frente a un ordenador, imposible!!!

En algún momento pensé porqué el inglés no era el idioma oficial de las ONG’s, de la gente que trabaja en cooperación. Luego de pensarlo, me golpeé yo mismo por yanquee. No se puede uniformizar el mundo, se perdería lo bonito de la diferencia. Además, que el inglés, a mi parecer, es un idioma frío, en el que los sentimientos no se reflejan. Al menos no como las lenguas romances. Esto puede ser muy contradictorio para las personas con las que vivo o para varios voluntarios que me molestan porque utilizo muchos anglicismos.

Con el look turista y hablando en inglés no disfrutaré a  plenitud esta isla

La contradicción tiene, creo yo, una explicación que se basa en mi experiencia de trabajo en Lima y en mis estudios universitarios. En los trabajos en los que laburé se apreciaba mucho que hablara y escribiera en inglés. Lo mismo me pasaba en la Universidad, si podía leer textos en inglés tenía acceso a más conocimiento. Por lo tanto, siempre había pensado de que me bastaba el inglés para poder comunicarme en cualquier lugar del mundo. Incluso los másters a los que apliqué – en Bélgica y Holanda – me pedían inglés.

Imagino, que por todo este background que menciono, la razón por la que utilizo muchas palabras del inglés. En Haití llegé al extremo porque cuando intento hablar en creole y no conozco una palabra lo primero que se me viene a la mente es la palabra en inglés. Por ello, varias voluntarias me huevean (me molestan) y me pusieron de mote Sharpey. Es un derivado de sharpener (tajador). Utilicé el inglés para ponerme de acuerdo con una compañera chilena para saber si es que hablábamos de la misma cosa.

El idioma se ha vuelto en todo un tema para mí. Lo considero como un nuevo reto para mí, como lo fue lo de lavar ropa a mano. Estoy seguro que con la práctica y con mucho empeño lograré vencer esta barrera idiomática y podré interactuar con mucho más personas.  

martes, 6 de noviembre de 2012

El finde más bizarro que he tenido en Ayití


La semana pasada en Haití era laborable solo hasta el miércoles 31 de octubre, sí, hasta Halloween. Yo me había dejado la barba por dos semanas para disfrazarme de pirata en el Caribe o naufrago y así ir a la fiesta de disfraces organizada por la Minustah chilena, pero en Haití no se puede planificar las cosas, todo es muy cambiante. Al final fui a la casa de al lado por la despedida del gran Alessandro Lodi, Director Ejecutivo de América Solidaria Haití, y comí una parrilla de pollo porque acá la carne es demasiado cara.

Con Javiera, una compañera de mi casa, y las chiquillas que viven en Aquin: Fernanda, Silvana y Dani decidimos ir a la Ille Vache (Isla de la vaca), uno de los lugares turísticos haitianos que conocía desde Lima. Sin embargo, como contaré en las siguientes líneas, este viaje solo se quedó en un intento.  En la parrillada por la despedida de Alessandro, Vanessa, mi compatriota que hizo la formación conmigo en Chile, se decidió a unirse al viaje. El grupo estaba completo, éramos 6 personas listas para disfrutar de un finde lleno de aventuras. Aunque para el final del viaje nos dividimos en dos grupos. El grupo A, los enfermos, y el grupo B los sanos, cada uno con tres integrantes.

Saliendo de Delmas 56
El jueves 1 de noviembre salimos temprano de la casa Delmas 56, mi hogar en Ayití. Desayunamos todos juntos, allí les conté algo que me ocurría y todos me aconsejaron ir al Hospital cubano que está en Aquin para que me hiciera algunas pruebas. Este acontecimiento cambio un poco el plan inicial, ahora llegaríamos a Aquin, almorzaríamos y en lugar de ir de una a la playa, primero haría una parada en el hospital. Tuve mi cita y me dijeron que regresara al día siguiente para unas pruebas. Yo no sabía en ese momento si es que me las podría hacer porque no quería retrasar el viaje hacia la Ille Vache.

Esperando que me atendieran en el hospital cubano de Aquin

Todo el finde estuve a dieta y no pude tomar mi querida Prestige (cerveza haitiana). La noche del 1ero comí arroz con choclo y arvejas, mi almuerzo y cena de ese finde. Sin embargo, las niñas esa noche comieron huevos revueltos, manjar blanco y una prestige. Una de ella, se sintió mal de la guata y no durmió bien, pero no quiso ir al médico conmigo al día siguiente.

Yo andaba nervioso por los análisis, pensaba que me perdería el viaje. Me puse a hablar con unas haitianas en Kreyol para saber en qué turno iba a pasar y luego de que me puse de acuerdo vi algo que acordaré toda mi vida, el nacimiento de un niño en la puerta del hospital. Luego de este mega acontecimiento me hice los análisis y me dijeron que a las 4pm estarían los resultados, pero en ese momento pensaba que me tocaría llamar por teléfono para saber qué tenía porque se suponía que estaría tumbado en alguna playa de la isla de la vaca.

A mi regreso a casa, le volvimos a preguntar a la niña que se sintió mal la noche anterior si quería ir al médico, pero nos dijo que se sentía bien. Entonces, cogimos nuestra carpa y mochilas para ir a Les Cayes, lugar desde donde salen los botes para ir a la Ille Vache. El tap tap que tomamos estaba repleto y nos acomodamos como pudimos. Llegamos a Les Cayes y fuimos a una bodega a comprar agua y unos enlatados para acampar, pero cuando casi habíamos terminado de comprar la chica que estuvo mal la noche anterior se desmayó y comenzó a temblar cual posesa, pero gracias a la rápida reacción de todos se pudo estabilizar pronto.
Rumbo a Les Cayes

Nos asustamos muchísimo durante este episodio de exorcismo, pero supimos que todo estaría bien cuando la posesa nos dijo ¿y por qué no me grabaron? Luego de consultar a una doctora y personal de América Solidaria, decidimos regresarnos a Aquin de una, pero cuando estábamos en el tap tap nos avisaron que una médica y un enfermero de la Minustah uruguaya podrían revisar a nuestra Linda Blair. Bajamos del tap tap y  esperamos al personal médico. Luego de un chequeo general se ofrecieron a llevarnos a Aquin.

Una vez en el pueblo acompañé a Linda Blair con otra de las muchachas al hospital para que una médica cubana la revisara otra vez. Le repitieron el diagnóstico, no era nada grave, solo tiene que seguir una dieta, esas convulsiones fueron un episodio aislado. En ese rato aproveché en recoger los resultados de mis análisis, yo esperaba que me dijeran que tenía hemorroides, pero los análisis indicaron que tengo una ameba. Este microorganismo es más celoso que una novia, no me deja tomar prestige y me pone a dieta hehehehe. Esa tarde la pasamos escuchando las predicciones de Madame Javiera. Debo decir que es muy acertada, aunque a una de las minas le salía que podía quedar embarazada y quedó la broma de ponerle en el bolso gorritos, porque sin gorritos no hay fiesta. Además, la leída de cartas vino con una charla de diferentes temas, aunque la que acaparó la atención aquella tarde-noche fue Vanessa y sus historias acerca de los 23.7.

El viaje a la Ille Vache estaba descartado, fue mi 2do intento y el 4to de Javiera por llegar a esta isla. Yo creo que en el siguiente intento lo lograremos y gritaremos al abordaje!!! Decidimos pasar el sábado comprando en la machè (mercado) de verduras y ropa. Luego del almuerzo nos fuimos a St. George, la playa más cercana de Aquin. Esa tarde comenzó algo accidentada, fuimos solo 4 y ninguno se percató que nos pasamos la playa. Nos bajamos en el siguiente pueblo y nos devolvimos con el rabo entre las piernas. Llegamos alrededor de las 5.30 pm con la marea alta. Conforme avanzaban los minutos la corriente se hacía cada vez más fuerte.

Salí del mar por primera vez a las 6.08pm para preguntarle a Javi porque había salido tan temprano. De ahí salió otra mina. Ellas se quedaron leyéndose las cartas (volvió a salir el hijo en Haití) y yo decidí meterme hasta las 6.30pm. Le di el alcance a Fernanda, nos pusimos a hablar de la vida y no nos dimos cuenta de que la corriente nos había arrastrado mar adentro como a 400 metros. Intentamos regresar, pero yo me puse muy nervioso porque la marea nos arrastraba muy fuerte. Fernanda, una experta nadadora y con los nervios de acero, me empujó por varios minutos. Avanzamos como 200 metros de esa manera hasta que llegaron unos haitianos a la orilla. Eran los baywatch que le decían a nuestras amigas que había mucha corriente y que nos moviéramos hacia la izquierda porque hay más olas.

A Fernanda y a mí nos preguntaron si podíamos salir y yo le dije que no, que prefería que me ayuden. Se metió un haitiano y me empujó los últimos 200 metros. Salí cagado de miedo, pero en ningún momento se me pasó por la mente que me moriría, solo que pasaría un mal rato. Como para distender el momento le pregunté a Javiera si es que estaba bien que le diera 50 gourdas al haitiano que me ayudó. Ella respondió: “si crees que tu vida vale 50gd, dale eso” y yo repliqué: “yo le daría todo lo que tengo, pero como soy un tacaño de mierda  (….)” Todo el mundo se echó a reir. Finalmente, le di 100 gd y nos devolvimos hacia Aquin.

Esa noche decidimos ir a un bar a tomar unas cervezas y celebrar la vida. En mi caso, solo pude tomar agua. Esa noche trajo más de una sorpresa, vimos a Vanessa bailar Kompa con un haitiano y luego paseamos por la plaza de Aquin, donde se ven unos rayos espectaculares. Como a las 11.30 pm decidimos regresar a la casa. Yo me fui a dormir a la medianoche y me desperté con la sensación de que me levantaba de mi cama de Lima. Sin embargo, no todos durmieron tan rico. Javiera fue levantada a las 3am por Vanessa. Ella había sentido la presencia de dos ánimas (esa casa está como para misterios sin resolver). Yo intuyo que Javiera le dijo por qué no llamas a Marcelo (esta es una broma que solo los 6 expedicionarios entenderán), al final todo fue un susto y continuaron durmiendo.

El domingo nos dimos cuenta de que se había acabado el agua, compramos unos baldes de unos haitianos comerciantes. Luego, Javiera, Vanessa y yo nos devolvimos a Puerto Príncipe, dónde se suponía que todo volvería a la normalidad, pero el finde bizarro no acabó en Aquin. Llegamos a la casa y no había luz. Eso no importó para cantarle el happy birthday atrasado a una de mis roomies, aunque otra de las cumpleañeras llegó con un ron y unos vasos de shots y se pusieron a celebrar el cumpleaños. Estas roomies son las que menos toman y bailan en la casa. Sin embargo, aquel domingo fueron las que armaron el tono, la fiesta.

A manera de conclusión, este viaje me ha enseñado que las cosas pasan por algo. Creo que la lección que puedo sacar de este finde lleno de aventuras es que por más que uno crea que se está ahogando (en sus problemas) siempre habrá alguien que te de la mano, te aliente o te empuje esos últimos 200 metros. Solo hay que rodearse de las personas indicadas. GRACIAS a mis compañeras de aventura

Carlos Pinto Sharpey


PS. He dejado varias anécdotas en el tintero, pero espero que mis compañeras de aventura las cuenten. Por ejemplo, quién es Olguita Marina, el siéntate, eso nos pasa por consumistas, entre otras historias

martes, 30 de octubre de 2012

Mwen se volontè (Yo soy voluntario)


Yo me hice voluntario básicamente para seguir creciendo como persona y salir de la burbuja en la que vivía. En Lima, ciudad de dónde vengo, no tenía que hacer ninguna labor del hogar, en todo caso pagaba para que alguien más lo hiciera por mí. Nunca cociné, lavé mi ropa, ordené mi cuarto…. Nada de nada, ahora, que llevo casi dos meses en Haití y pese al poco tiempo que llevo en esta isla, puedo decir que he aprendido varias cosas y seguramente aprenderé muchas más. En menos de un mes había lavado mucho más ropa de la que había lavado en mi vida. Es a partir de allí que comencé a celebrar esos pequeños logros (una estrategia muy sana para mantenerte optimista) que antes veía como insignificantes, pero que ahora comprendo lo difícil que es vivir de manera independiente, aunque el tema de la convivencia con personas de diferentes nacionalidades es otro tema.

La convivencia es complicada, te lo explican en la formación, pero uno no llega a entender cuán complicada es hasta que la vives en carne y hueso. En mi caso, yo estaba acostumbrado a viajar con mi grupo de amigos, todos con caracteres e intereses similares. Ahora me toca aprender a negociar con personas de diferentes nacionalidades, eso es todo un reto y parte de la experiencia. En este tiempo he comprendido que alguna actitud o forma de expresión que sería normal en Lima, podría resultar ofensivo para las otras personas. Eso también pasa en el sentido contrario, lo único que queda es aprender a negociar y dialogar mucho para evitar fricciones en el hogar porque finalmente es el espacio donde uno pasa la mayor parte del tiempo de lunes a viernes.

Acá, en Puerto Príncipe, no se puede salir cuando oscurece, la ciudad es muy violenta. Yo lo veo como una gran favela, se escuchan disparos y en las noticias se lee sobre asaltos a personas como nosotros -blanks (sí, acá los latinos somos blancos). Sin embargo, si ustedes ven mi Facebook no tendrían esa imagen de Haití, me verían en las playas, piscinas, restaurante o en diferentes fiestas. He vendido la imagen de Haití como cualquier destino turístico caribeño. El por qué es sencillo, no quiero preocupar a mi familia. También me he propuesto desmitificar la imagen que se tiene de Haití. Un país pobre, sin esperanza, lleno de campamentos sin agua potabe. La verdad es que sí hay mucha pobreza (alrededor del 70%), pero pese a ello la gente es feliz y aunque ustedes no lo crean hay muchas personas haitianas que se mueven en Hummer, Porshe y BMW. Sin embargo, como en Latinoamerica, la riqueza no chorrea pareja, solo unos pocos tienen acceso a esos lujos. Los otros, la gran mayoría de la población, viven en un olor nauseabundo, como si el desagüe estuviera siempre destapado, en carpas que les dieron luego del terremoto de enero de 2010.




Vista de un campamento
Niño (timoun) de Aquin

Además, asumí que haga lo que haga los haitianos siempre me mirarán como blank, entonces he decidido hacer cosas de blanks que trabajan en cooperación internacional. De paso, así me desestreso y no caigo en frustración. Mis fines de semana son muy activos gracias a la ayuda de muchas personas muy queridas, no porque tenga dinero, mi sueldo es de 100 cocos (dólares) mensuales. Si no fuera por ellos, no podría moverme en Haití de noche (un taxi puede costarme alrededor de 25 dólares). Estos blanks con movilidad nos han ayudado muchísimo, sin ellos no podría haber ido a la playa o de paseo a las caídas de agua de Sodo.

En la Playa índigo, una playa paradisiaca

Blank turisteando en el campamento

En Haití la vida es muy dura, se vive el día a día y no sabes cuándo te puede pasar algo: enfermarte del estómago, que 3 haitianos te hagan bullying en el bus por ser un blank, sufrir un accidente en tap tap o que te atropelle una moto que no respeta a los peatones. Pese a todo ello, también encuentras personas que te abren las puertas, te piden con una sonrisa de oreja a oreja que le saques una foto. Te miran con mucho cariño cuando les hablas en Kreyol, por más que no sepas hablarlo, el solo hecho de intentarlo es muy valorado por los haitianos.

Gracias a que intenté hablar Kreyol me regalaron 2 banderas de Ayiti :)

Finalmente, sobre la organización en la que estoy trabajando, Grupo de Apoyo a Repatriados y Refugiados (GARR),  debo decir que es una excelente organización. Claro, ellos se toman todo a su ritmo, pero es parte de la aventura de ser voluntario en Haití: aprender a adaptarte a la cultura local, saber esperar y ser paciente. En este poco tiempo, me he dedicado a hacer un diagnóstico sobre la ONG y determinar en qué trabajaré el resto del año. En estos momentos tengo más o menos claro cuál puede ser mi aporte en la institución, aunque debo replantearme la viabilidad de lo que me estoy planteando porque el ritmo en el que estaba acostumbrado a trabajar es distinto.

PD. Anímense a tener la mejor experiencia de sus vidas, conviértanse en voluntarios, en hijos de América y trabajemos juntos por una América más solidaria, más unida.    

martes, 23 de octubre de 2012

Imagine


Este blog nace para compartir con ustedes mis vivencias en un nuevo proceso de mi vida. Mi voluntariado en Haití, donde trabajaré como comunicador en el Grupo de Apoyo a Repatriados y Refugiados (GARR). Estoy seguro de que esta experiencia marcará un antes y un después en mi vida porque las lecciones que aprenderé serán legen…. Wait for it… daries.
 
Esta nueva etapa comenzó con el proceso de selección por parte de América Solidaria (AS), 5 exhaustivas entrevistas entre finales de mayo hasta el 20 de julio. Yo atravesaba por un período muy duro, todas las certezas que tenía en mi vida desaparecieron y tocaba comenzar de nuevo. Renacer de las cenizas cual ave fénix e ir a por todas hacia un nuevo camino.

A inicios de este año, 2012, no me imaginaba que viajaría a Haití o a Santiago de Chile. Ninguno de los dos lugares eran mis destinos turísticos a priori. En mi mente solo aparecía Uruguay para conocer de cerca las políticas de Pepe Mujica. Entonces, cuando me enteré que iba a Santiago para recibir una capacitación para mi voluntariado en Haití, me llené de interrogantes sobre Chile, ¿qué era lo que me esperaba? Cuando tomé el avión hacia allá decidí que las cosas debían fluir y seguir su cauce natural, es decir, vivir el presente sin que me angustie el pasado o el futuro.

Llegué a Santiago el 11 de agosto y Yiyo, un ex colaborador de América Solidaria y desde ese día hasta el 25 de agosto mi anfitrión, fue a recogernos al aeropuerto. Conmigo viajaba Vanessa – una voluntaria peruana. Dejamos primero a Vane y luego llegamos a La Granja, un barrio que está a una hora en metro de AS. Yiyo comparte la casa con dos compañeros más, Jorge y Gonzalo. Por lo tanto, mi estadía en Santiago fue una preparación para vivir en comunidad y un aprendizaje del valor que tiene vivir austeramente.
Yiyo fue la raja (un chilenismo que significa muy chévere) como anfitrión. El domingo 12 organizó junto con su polola (novia), América, un asado (parrilla) e invitó a varios voluntarios retornados y algunos de mis compañeros de formación. Fue una reunión muy bonita. Todo el mundo colaboró con los quehaceres, ya sea limpiando la mesa, lavando los platos, poniendo canciones de sus países. Una de las canciones más importantes para mí fue Image de Jhon Lennon tocada por Playing for change (http://www.youtube.com/watch?v=bvFLKyAGzzI) porque esa canción, creo yo, es un presagio de lo que será mi vida futura, no solo la de la vida en Haití, también la post Haití.
                                      (Foto en la casa de Yiyo durante el asado)

Sobre Chile puedo decir que es un país maravilloso, basta con ver las fotos del atardecer en Santiago o Valpo (Valparaíso). He quedado con ganas de volver a Santiago y tomarme un café en el Barrio de Lastarria, ir al Museo de la Memoria, subir la cuesta de Santa Ana y visitar la casa de Neruda. Además, por puro placer regresaría a la cuarta ciudad de la que me enamoré, Valpo. El ambiente que tiene esa ciudad es alucinante, super bohemio, cálido y ameno para toda clase de público. El viaje a esta ciudad de ensueño se lo debo agradecer a Gerardo, mi próximo roomie y compañero de formación. Él vive en Villa Alemana, pero junto con su polola y hermana nos mostraron la ciudad de día y la rumba de Valpo por la noche wuju!!! 

                                               (Foto del atardecer en Valparaíso)
      
La formación que recibí en Chile fue intensa. Hubo muchas actividades y no hubo un minuto de descanso durante las actividades organizadas por AS. Sin embargo, el grupo de voluntarios fue tan unido que compartimos varios momentos juntos post charlas de formación. Fuimos a juerguear varias veces. Una definición corta del grupo puede ser esta: son un@s loc@s querid@s!!!. La pasamos super bien en todo momento. Incluso el clima jugó a nuestro favor porque nevó en los Farellones, un lugar a las afueras de Santiago donde la gente va a esquiar. Nosotros fuimos para un retiro, para reflexionar sobre la vida que dejamos y la vida que nos espera en nuestras zonas de destinación.

Una mención aparte merece la dinámica de vivir con luca por dos días, es decir con dos dólares diarios. Yo pensaba que la iba a pasar mal, que iba a padecer de hambre, todo lo contrario. Todos los voluntarios nos unimos e hicimos una colecta (una chanchita en peruano). En los dos días alcanzó para comer 1 plato y un postre, encima se pudo subvencionar a los voluntarios que venían de más lejos. Este ejercicio me hizo reflexionar sobre las condiciones en las que tienen que vivir miles de personas en el mundo que no tuvieron las mismas oportunidades que yo, pensé en la importancia de la solidaridad y que la lógica individualista, de la competencia, no siempre le sirve a todos para (sobre)vivir.

Dejé Santiago el 25 de Agosto, el día anterior me fui de fiesta con varios voluntarios. Pensé que me pondría triste, como suelo ponerme en todas las despedidas, pero no pasó eso. Ahora sentí lo que nunca antes, que llevo en mi corazón todas las vivencias y buenas vibras de cada uno de mis compañeros y amigos que conocí en Chile. Eso hace que la despedida no haya sido dura, todo lo contrario, estaba (estoy) contento porque albergo la esperanza de volver a verlos en algún momento de mi vida y recordar lo que pasamos como voluntarios.

Antes de viajar a Santiago tuve varias despedidas con mis amigos más cercanos de Lima. Sin embargo, me faltaba despedirme de varias personas. Es por ello, que me vi con mis amigos de universidad, me aconsejaron mucho, me llené de buenas vibras y tampoco me puse triste porque sé que un año se pasa volando y porque los llevo en mi corazón a donde vaya. Lo mismo me pasó con la despedida con mi familia. Tuve varios encuentros con mi familia, el primero ni bien llegué de Santiago: fui a comer parrillada y de allí al pub alemán a beber unas cervezas con mis primos y hermano. A los días que llegué mis tías me vinieron a visitar y me prepararon mis platillos preferidos.

El día que debía estar en el aeropuerto para salir a Miami era el 29 de agosto, antes de eso estuve despidiéndome y saludando por su cumpleaños a mi tía Rosa, una segunda madre para mí. Fui a la casa de mi tía y de ahí rumbo al aeropuerto. La chica del counter de LAN me dio malas noticias, no habían cupos, que lo más probable es que viajaría el 4 ó 5 de septiembre. Yo me caí para atrás, le explique que era voluntario, que me esperaban en el trabajo en Haití, que no me iba de shopping a Miami. Ana, para ponerle un nombre al personaje, se apiadó de mí y me dio algunos tips y me dijo que probara al día siguiente. Eso hice, pero no hubo caso, los vuelos estaban repletos porque era feriado en Perú y ese lunes era feriado en Miami. No volví a ver a Ana, que por cierto estaba muy guapa, hasta el 4 de septiembre, cuando finalmente me subí al avión. Esta vez ella me dijo: “Carlos, hoy te vas de todas maneras”, y así fue.   

Antes de mi partida, en esa espera prolongada hasta el 4 de septiembre, a lo único que me dediqué fue a ver el Facebook y hablar con mis futuras roomies. Ellas me hicieron sentir esperado y acogido, sosegaron mis angustias varias veces. También inicié las primeras líneas de este post y vi varias películas. Además, como soy supersticioso, me fui a despedir de mi tío Marcelo (Manchi) y de mi tía Lucila. Dos tíos que murieron hace poco y a los cuáles quería muchísimo. Mi tío Manchi era como un segundo abuelo y mi tía Lucila era casi una madre para mí. Ella me podía pedir cualquier cosa y lo haría. Es más, aún tengo una deuda pendiente con ella. Esos seis días de espera fueron muy angustiantes, no sabía si abordaría, si perdería las reservas de los vuelos para Lima-Miami o de Miami-Puerto Príncipe. Llego a tal punto la duda que creí que si no me despedía de mi tío Manchi y Lucila a los cementerios no saldría de Lima. Bueno, me despedí y el 4 no tuve problemas de abordar el avión. Sé que no tiene nada que ver, pero es parte de la superstición o de la historia.

Mi llegada a Miami no estuvo exenta de problemas. Para empezar tenía que pasar la noche en Miami Beach, había hecho mi reserva en un hostel y el WEB aparecía que vendría un shuttle a recogerme, espere 2 horas y nada. Me subí a un taxi y llegué justo cuando un grupo se iba a la discoteca (damm it). Adiós Wild on Miami!!! Me contacte con mi familia y con la gente de AS en Haití para decir que había llegado bien y que usaría un taxi para ir al aeropuerto porque el shuttle debía haberlo pedido con 1 día de anticipación. Luego de eso me duché y salí a ver la movida en Miami Beach, espectacular, pero cuando me iba a una discoteca empezó a llover intensamente y preferí devolverme al hostel. Dormí como a la medianoche y me levanté tempranísimo, me fui a la playa, tomé algunas fotos, desayuné y esperé mi taxi para ir al aeropuerto. Todo bien hasta que llegué al counter de American Airlines (AA). Allí me dijeron que debía pagar una penalidad porque no abordé el vuelo el 31 de agosto.

Nuevamente entré en desesperación, fui al Burger King, a Pizza Hut y al Starbuck para que me cambiaran mis dólares en quarters para poder llamar a Haití, tenía que comunicarme con Rodrigo o Isidora, los zonales de AS para solucionar este asunto. Ellos me dijeron que no pagara ninguna penalidad y que se solucionaría el problema. Intenté una 2da vez y la persona que me atendió fue super amable, me dijo que antes había atendido a un peruano que se fue a Jamaica. Parece que le caí bien porque me ayudó y me dijo que comprara una tarjeta telefónica porque me rendía más, pero que la penalidad existía y que ese problema lo tenía que solucionar mi ONG. Eso hice y me contacté con Haití. Rodrigo me dijo que ya no había penalidad y que fuera nuevamente al counter. Eso hice, la señora que me atendió estaba al lado y dio la indicación que me ayudaran. Finalmente, ya no aparecía penalidad y me dejaron abordar, me quedaba una hora para correr y subirme al avión.

Hice mi cola para entrar y la policía me detiene porque no había sacado mi laptop de la mochila. Una policía gigantesca tomo mi mochila y me dijo en inglés que no tocara la mochila porque si no me llevaría a la cárcel. Me palteé (asusté), se llevó mi mochila con la laptop. Pasó nuevamente mi mochila por el scanner y esta vez no hubo problema y me fui al gate que indicaba para abordar el avión. Llegué con treinta minutos de anticipación, pero a los pocos segundos que me saco la foto triunfante por haber llegado a mi meta, la gente de AA nos informa que el vuelo sufrió un retraso por un terremoto que hubo en Costa Rica. No sabía si pasaría la noche en Miami, si tendría que salir del aeropuerto. Cuando ya estaba desesperanzado nos informan que debíamos ir a otro gate, tomé el metro que hay en el aeropuerto y llegué a la puerta junto con otros haitianos que esperaban el vuelo. A estas alturas ya estaba de muy mal humor, no había comido, había pasado por miles de cosas y encima tenía que esperar 2 horas más para llegar a Haití, todo parecía indicar que no me querían en esa isla.

Cuando ya estaba frustrando apareció en mi camino una aeromoza peruana, la reconocí al toque porque llevaba un pin del Señor de los Milagros. Le pregunté si era peruana, me dijo que sí. Y comenzó a traerme cosas: cervezas, galletas, botellitas de whisky, ron y vodka para que no extrañara el pisco. En verdad esta señora salvó mi día, me sentí muy feliz y de nuevo con muchas ganas de llegar a Haití.
                                             (mi ángel de la guarda)

En un próximo post contaré mi experiencia al llegar a tierras haitianas.

Espero que hayan disfrutado de esta entrada.