Si han seguido mi
blog sabrán que postulé a inicios de este año a América Solidaria, una
fundación chilena que te envía a trabajar a un país distinto al tuyo. Fui
seleccionado para trabajar en Haití y tuve un período de formación como
voluntario en Chile. Allí hablaban de que aprendería un idioma nuevo, que tendría
problemas con la convivencia. La verdad nunca le presté atención a ese tema
hasta que sentí en carne y hueso lo complicado que era eso. Hay muchas cosas en
las que uno tiene que pensar antes de decir algo porque puede herir
sensibilidades sin querer queriendo. Hay que abrir los ojos y la mente para
conocer a las personas que tienen hábitos y costumbres distintas a uno.
Ya llevo dos
meses y medio en la isla, y la sensación que tengo es que vivo un reality. (La introducción de the big brother. Tendré que buscar una canción para este reality) Siempre
pienso que hay cámaras en cada una de las habitaciones de la casa. Quizá esta
sensación se potencia porque se puede escuchar algunas conversas de nuestros
vecinos, los directivos de América Solidaria Haití, y por ende ellos también
escuchan nuestras conversas. Mi casa, además, tiene otra peculiaridad, es
habitada por personas de cuatro nacionalidades: dos chilenos (Javiera y Gerardo
-finalmente llegó el último integrante
de la casa Delmas), una ecuatoriana (Romina), una boliviana (Claudia) y un peruano
(quién escribe). Esta característica hace que las dinámicas de la casa sean
distintas cada día porque cada uno viene con un background diferente.
En Haití hay cinco
casas de América Solidaria. Una casa de directivos, tres casas de voluntari@s
en Puerto Príncipe y una casa de voluntari@s en Aquin. A mi parecer cada una de
las casas vive su propio reality, con dinámicas propias. Sin embargo, hay
momentos en que el reality de las cinco casas se vuelve un mega reality, el de
América Solidaria Haití. Por ejemplo, cuando se organizan fiestas o cuando las
chiquillas de Aquin vinieron a la casa Delmas 56 para tener sus clases de
Kreyol con el MAESTRO Reginal.
Haré una breve
descripción de cada una de las casas para que conozcan a grandes rasgos a todos
los personajes, no ahondaré en detalles porque no he pedido permiso para
mencionarlos en esta entrada. La casa de los directivos está subdividida en
dos. Una casa en Delmas 56 y otra casa en Delmas 83. En la primera viven 6
personas: 3 chilenos, 1 haitiana, 1 boliviana y 1 española. En esta casa se
realizan parrilladas (asados), las reuniones con todos los voluntarios y se
organizan campeonatos de Play Station. Mientras que en la segunda casa vive una
pareja de esposos chilenos, ella trabaja en la casa Delmas 56 y él trabaja en
Fé y Alegría.
La casa de los
voluntarios de Delmas 56, la casa de los escorpiones y de Gerardo (que es
Acuario), no ha organizado muchas reuniones, solo dos tonos (fiestas) que
tienen muchas historias, algunas dignas de una entrada propia. Además, en los
meses en los que estoy, esta casa ha servido para alojar a muchas personas
cuando no hay espacio en la casa de los directivos. Nuestros invitados aportan mucha
alegría y nuevas historias a la casa.
Esta casa está bien localizada, tenemos cerca 1 supermercado y un restaurante
como San Antonio (http://www.pasteleriasanantonio.com/)
llamado Epidor. Si bien es cierto, Delmas es una avenida caótica, nuestra casa
está en un lugar súper ficho (cuico para los amigos chilenos).
La casa de Techo
ubicada en Delmas 75 está habitada por tres voluntarios de América Solidaria.
Una peruana, un chileno y una boliviana. Además, allí viven dos haitianos, un
uruguayo y una pareja que no recuerdo de que nacionalidad son. Esta casa es la
más nueva, tiene menos de un mes y las relaciones de esta casa están entre la
otra casa de Techo, ubicada en Delmas 83, las oficinas de Techo, y mi casa.
Muchas veces han venido a visitarnos para almorzar o pasar el tiempo juntos
acompañados de varias prestige (cerveza haitiana). Por cierto, voten por mí en
el concurso de Facebook de Prestige beer (https://www.facebook.com/PrestigeBeer/app_451684954848385)
Háganse fan de Prestige beer y luego dénle a vote para que me den más puntos |
La casa de la
Plaine, es la segunda casa de voluntarios en Puerto Príncipe. Allí viven siete chilenos,
cinco de ellos trabajan en la Klinik (una clínica haitiana) y los otros dos
trabajan en un colegio. Esta casa está como a una hora y media de la mía en tap
tap. Por lo general, es aquí que se organizan las fiestas, aunque en noviembre,
mi casa, le robó el protagonismo porque celebramos nuestros cumpleaños. La zona
en la que viven es más campestre y menos caótica que las casas de Delmas.
Además, están mucho más en contacto con sus vecinos y alejados de los
directivos. Eso, a mi parecer, les da muchas más libertades.
La casa en Aquin
es habitada por 3 chilenas, las protagonistas de una entrada anterior (http://cjaureguip.blogspot.com/2012/11/el-finde-mas-bizarro-que-he-tenido-en.html).
Ellas están a cuatro horas de Puerto Príncipe en tap tap o a tres horas en
camioneta. Esta casa está cerca de la playa y lejos del bullicio capitalino. A
mí me encanta esta casa, no solo porque Mwen renmen Aken (Yo amo Aquin), también
porque las anfitrionas son muy amorosas. Además, tienen unas camas
espectaculares que me hacen sentir que me levanto en Lima. Ellas al estar alejadas de las otras casas se
enteran de lo que pasa en los otros realities cuando reciben visitas o chatean
por Facebook. Ellas tienen sus propias dinámicas con las cooperantes, sus
amigos cristianos, los cubanos (quienes trabajan en un hospital
cubano-venezolano), la vendedora de pan caliente (alias pen cho) y los haitianos que habitan en sus puertas.
Como mencioné
antes, existen dinámicas propias de cada casa, pero el mega reality de América
Solidaria se da cuando hay interacción entre las casas. Así que si les gustó la
explicación de este reality y quieren enterarse de algunas historias que pasan
por aquí, comenten este blog, manden sugerencias de temas que pueda escribir.
Ayuden a este humilde servidor a inspirarse y no dejar que las historias mueran
por falta de retroalimentación. Es muy importante su feedback para mí.
Lo complicado de la convivencia se acaba cuando pones el entendimiento de la forma de ser y expresarse de tus compañeros por encima de las diferencias. Difícil pero no imposible. Suerte.
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