viernes, 22 de marzo de 2013

El discurso que no di, ni daré


Imagino que te acordarás que hace un par de semanas te dije que odio las despedidas. Obviamente, siendo Javiera Calquin, no te olvidas de esas cosas. Bueno, quiero decirte que siempre me ha ido mal en mis despedidas de gente muy querida (siempre lloro como niño chico). Solo espero que ahora sea una despedida como la que tuve en Lima cuando me vine para Haití. Ningún llanto y todo el mundo feliz porque sabíamos que pronto nos volveríamos a ver. En verdad, eso espero que pase, de todo corazón. No sé si en Chile, en Perú o si llegamos a viajar a Cali con (la) Feña, pero sé que nos volveremos a ver en algún punto del planeta.

Desde ya te lo digo, no estoy dispuesto a dar un discurso frente a todos en tu cena de despedida. Me carga tener que dar palabras de manera forzada. Por ello, escribo mi discurso de despedida en mi blog y así me explayo todo lo que quiera. Yo estoy casi seguro que esta entrada la leerás en Chile o de pronto alguien en Haití te menciona que te escribí y de pura copuchenta lo lees. Sea cual sea el caso espero que te diviertas mucho leyendo estas líneas, para no perder la costumbre haré el tonto para sacarte una sonrisa J

Desde el primer día te dije que te extrañaría. Aún recuerdo, como si hubiera sido ayer, cuando nos sentamos en la terraza con Claudia y comenzamos a hablar de mi agitada llegada. Luego, salió el tema de las cartas, el juego de leer e interpretar que decía la baraja. No podré olvidar esa primera leída, me pillaste de una. En ese momento mi mente solo pensaba en mi ex y me lo hiciste notar. Luego vino la primera de una serie de conversaciones sobre la vida. También se me viene a la mente mi primera impresión que tuve de ustedes (Claudia, Romina y tú), mis roomies, a partir de lo que me escribían antes de que llegara a nuestra casa. Recuerdo que te comenté que tú serías mi compañera de carretes! No me equivoqué en lo más mínimo. Lo que si no imaginé es que te convertirías en mi maestra de bachata. Gracias a ti le encontré el gusto a esa música tan melancólica que solo habla de penas de amor.

Para mí el día que te convertiste en más que una amiga y te volviste como mi hermana fue cuando me trajiste a la casa en un estado calamitoso. Tú dirás cuál de todas las veces, pero yo no cuento las veces del aire acondicionado que regresábamos de las fiestas de Paraguay o Bolivia jejeje. Me refiero a la vez que regresamos de una fiesta en la FACH y yo cambiaba mi billetera a cada rato en el tap tap para que no me la robaran, al final me la robaron en Jacmel. Sin embargo, debo recordarte que yo también te “protegí”. ¿Recuerdas la fiesta en la que conociste a tu ex? No me dejarás mentir si es que digo que pese a que estaba curado te chequeaba para saber dónde estabas y casi me pongo a bailar contigo para que no bailes con cualquier gilipollas. Al final entendí que te gustaban los gilipollas, cada uno con su rollo. No soy celoso, aunque siempre quiero lo mejor para mis hermanos.

Ahora que te vas tendré que tener los 5 sentidos bien puestos en todo lo que realice en esta isla. Ya es hora de dejar de hacer el tonto y continuar con mi relación de amor - odio con Haití cherie, pero ahora he de mostrarme tal como soy. Siento mucho no haberte prestado tanto atención, al menos la que hubiera debido darte, pero ese ha sido mi mecanismo de defensa para sobrevivir al caos de Haití cherie. Siempre te dije que eres una persona importante para mí. Además sé que me lees muy bien y sabes que con todos he sido igual de borde. Aunque, no pondré una excusa, debo reconocer que tengo mala memoria para las cosas y más si es que no le presto atención.

Sé que nos han quedado por hacer algunas cosas en la isla. Como ir a la isla tortuga, viajar a los 27 charcos, que me ayudes a armar mi patrón (del mal) con las minas. Si tu patrón son los gilipollas, ¿el mío será las atadosas (yo creo que es más complejo que eso)? Esto último lo he dejado de hacer intencionalmente. Yo he dejado de molestar (de ser dedo) para armar ese patrón cuando estés en Chile, una vez que terminemos eso, te prometo que viajamos donde quieras, solo deja que ahorre dinero. Tú sabes que siendo voluntario no se puede ahorrar y uno solo puede vivir el día a día. 

¿Te he contado las cosas que quiero hacer antes de morir? Y sí, soy tan freak que tengo una lista de eso. Aunque la única cosa que estaba, hasta hoy, es ir al Camp Nou con mi amiga Anita. Desde hoy también está el ir visitarte y pasear por Chile. Sé que allá tendré anpil casas y anpil cenas, como el cordero al palo de la polla. Sin embargo, no te perdonaré si es que no me llevas a comer una buena empanada chilena (hasta ahora ninguna me parece buena), tus bares preferidos y si me presentas una mina y termino yendo al motel Valdivia solo terminaré diciendo que eres la mega crack (se podría decir la manza crack)

Finalmente, si quieres que te cuente las copuchas que suceden en Haití, ponte whasap, coño!!!
Ha sido un gran placer conocerte. Me hace ilusión que sigamos viajando juntos y que nos veamos luego del voluntariado, eres tremenda compañera de viaje. Además, siempre me enseñas a no ser tan consumista y que para divertirse como chancho no se necesita tanto dinero. Espero no ser muy ingrato y no perder el contacto contigo. Espero lo mismo de tu parte y lo mínimo que puedes hacer es cambiar de móvil a uno con whasap. Así te mando foticos de Alé y de la isla.

Un besote enorme y bon voyage!
Bye bye Javi y muchos éxitos en los que se te viene



lunes, 11 de marzo de 2013

Mwen renmen danse avek ou, Haiti chérie (Amo bailar contigo, Haití querida)


Una parte importante en mi vida es la música, me quita el stress, me pone alegre, me acompaña en los momentos tristes. Creo que para cada momento por el que atravieso encuentro una canción que me acompaña. En estos momentos que ando en Haití, mi canción es un blues de BB King llamado “The thrill is gone” (http://www.youtube.com/watch?v=4fk2prKnYnI) Sin embargo, mucha de la música se ha hecho para bailar. Sobre todo cuando uno va a un tono (de juerga, parranda o farra).

Desde muy pequeño me gustó bailar de todo, en las reuniones familiares siempre terminaba bailando con una tía o una prima. Es por ello, creo yo, que no entiendo una fiesta sin bailar. No me considero un gran bailarín, bailo un poco de todo, pero sin gran pericia, al menos no la que quisiera. Solo doy lo mejor de mí en cada baile y trato de disfrutar y hacer disfrutar a mi pareja de baile de turno.

El momento cumbre de mi amor por la música se dio cuando viajé a  Cali, Colombia. Desde el 2007 hubo un género que me comenzó a apasionar mucho, la salsa. Poco a poco fui escuchando grupos de distintos lados y cada vez me gustaba más. Hasta que en el 2009 viaje a Cali, la capital mundial de la salsa. Aluciné con la manera de cómo se baila salsa allá. Es demasiado rico. A todos los salseros de corazón les recomiendo que alguna vez en la vida vayan a Cali cuando esté de feria. Solo así entenderán porque le dicen la sucursal del cielo.

El año pasado que me seleccionaron para venir a Haití como voluntario, una de las primeras cosas que investigué era qué cosa aprendería a bailar. No encontré mucha información sobre Haití chérie. Las voluntarias con las que viviría me contaron que se bailaba kompa, pero nunca encontré un video para ver cómo se bailaba. A diferencia de República Dominicana, la hermana gemela de Haití chérie. La bachata y el merengue estaban en mi mente desde ese momento.

Hoy, luego de 6 meses en la isla, puedo decir que podría bailar con las dos hermanas. Sin embargo, Haití chérie tiene ese no sé qué que uno no puede explicar. Lo único que puedo decir es que amo bailar kompa con ella. El kompa es un baile muy sensual y exótico, como Haití misma. Lo que más me gusta es que ella no es tímida, siempre baila pegadito y si uno se aleja o pierde el paso, te ayuda aproximándose y se apodera de todo tu espacio personal. Uno termina poseído por la música ya que Haití chérie te envuelve entre sus brazos, olores y cuerpo entero.

Bailando con Haití chérie

El kompa que más me gusta es Fe'm Kado'w de Carimi, la letra  es machista ya que pone como objeto a la mujer, eso no me agrada, pero el sonido y la forma como se baila es muy rico. Como dije en mi entrada anterior, mi chica, Haití chérie, hace que la magia fluya (http://www.youtube.com/watch?v=iaCRz6d8fBM)

Continuará....

lunes, 4 de marzo de 2013

Mwen pa konprann ou, Haiti cherie (no te entiendo Haití)


Desde enero de 2013 planteo la siguiente analogía a mis compañeros voluntarios: Pongo a Haití cherie como mi novia o como una chica que quiero. Vamos, seamos sinceros, qué hombre entiende a las mujeres. De pronto los gays, pero lo dudo. Las minas son personas muy especiales, a las que no hay que entender, solo amar porque son muy complicadas y nunca las entenderemos. Por más que ellas quieran la misma cosa que uno, hacen y dicen otra cosa. Dan mil y una vueltas para llegar a su objetivo, a lo que ambos queríamos inicialmente. Eso, a mi modo de ver, hace que siempre haya peleas o discusiones en las parejas. Sobre todo con personas como yo, que se aburren rápido y le gustan las cosas para ayer.

Bueno, así es Haití conmigo. Es una chica, mi chica en estos momentos, que habla otro idioma (el Kreyol), que desbarata cada una de las cosas que planifico y que finalmente hace lo que quiere. Yo me opongo, planifico otra cosa, pero al final hacemos lo que ella quiere. No la entiendo, me habla en un lenguaje que recién estoy aprendiendo y nunca nos ponemos de acuerdo. Por ejemplo, yo fui a Lascahobas, a inicios de enero, para grabar un video y termino aprendiendo sobre cooperativas de vivienda y tomando fotos. Yo quise irme de vacaciones el 22 de diciembre, terminé yéndome el 25 porque tuve una fiebre que nadie sabe de dónde vivo. Vale, ahora que lo pienso, Haití es más majadera que yo. J

Hay mucha magia en esta relación, sino fuera tan guapa y exuberante ya la hubiera despachado (ya me hubiera devuelto para mi casa). Todos los días siento como ocurre la magia porque nunca tengo la certeza de que vuelva a casa sano y salvo. Hay tanto caos en Puerto Príncipe que cualquier cosa puede pasarme. Sin embargo, Haití está enamorada de mí, por eso me cuida y siempre regreso con bien a casa. Claro, no todo es color de rosa en la relación, me he enfermado y me han robado la billetera en el carnaval de Jacmel. Eso me pasa por mirar o pensar en otras chicas. Haití es celosa y quiere toda la atención. También la he puteado varias veces porque me habla en francés y no en kreyol. Joder, ella es más alienada que yo juas juas juas. Al menos me di el gusto de que me hablara en inglés en la planificación de GARR y que dejara el francés de lado.

Cuando leí Cien años de Soledad, yo me imaginaba Macondo como un pueblo rural, mágico maravilloso en el que todo puede pasar y que los habitantes eran blancos. Ahora me pregunto si es que Gabriel García Márquez vino a Haití antes de escribir esta novela. Yo me aventuraría a decir que sí o que la ciudad en la que se inspiró tiene que ser muy parecida a este país. Ahora me pregunto si habrá sido Barranquilla o alguna ciudad del Pacífico colombiano que inspiró al Gabo. Si fuera Barranquilla me llamaría mucho más la atención que la calle principal de Jacmel tenga ese nombre. Jacmel es la ciudad donde se hacen unos carnavales llenos de color, en donde salen muñecos de papel maché gigantes a desfilar.
La imagen que tengo ahora de Macondo es de una pueblo con montañas

Este país, Haití, que todo el mundo lo imagina paupérrimo, miserable, lleno de basura, sin desagüe, sin luz, es muy rico. Ojo, no quiero esconder el sol con un dedo, Haití tiene todas esas características negativas, pero nadie se ha encargado de señalar las cosas positivas que tiene. Los paisajes que tiene son espectaculares, y no en todos lados del mundo las personas bailan las penas. Sino porque otra razón se festeja tanto los carnavales. Vale, debo reconocer, yo también estoy enamorado Haití cherie. Es que a mí siempre me ha atraído las paradojas, y este es un país paradójico.  

La paradoja en Haití: siendo un país rico para el turismo, sigue siendo tan pobre y mendigando para recibir más ayuda internacional